El que fue Palacio Episcopal de Córdoba parece ser se encuentra ubicado sobre un palacio visigodo. En época anterior se construyó allí mismo, en el alcázar andalusí, extendiéndose aún más en el terreno, del que aún se conservan los contrafuertes de la muralla. Desde la Reconquista hasta finales del siglo XX fue sede de los obispos de Córdoba sufriendo diversas modificaciones arquitectónicas. El, palacio sirvió también como residencia de muchos reyes españoles y sus correspondientes cortejos. Ya en el siglo XX se traslada la residencia del obispo al Seminario de San Pelagio, en la calle Amador de los Ríos.
Sobre la trayectoria y los usos del inmueble incide este estudio de Rocío Velasco García que edita el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba en colaboración con Cajasur. Desde 1971 el Palacio Episcopal de Córdoba tiene su titularidad compartida entre dos propietarios, el Obispado de la Diócesis de Córdoba y el Estado español que delegó los poderes en la Junta de Andalucía. Las áreas del conjunto palaciego comprenden las estancias destinadas a oficinas de la Curia Diocesana, donde con anterioridad estaba emplazado el Museo Diocesano de Córdoba hasta el 2006, poco antes del comienzo de las nuevas obras de adaptación; igualmente se encuentran restos arqueológicos del Alcázar Andalusí, visibles desde el jardín; vestigios de las caballerizas del palacio cuyos pesebres aún siguen en pie; el jardín del obispo, cuyo diseño aún puede dibujarse hoy en día y la Biblioteca Pública provincial en la que queda englobada la magnífica escalera del maestro Miguel Verdiguier cuya decoración en yeso se basa en un antiguo libro de emblemas del siglo XVIII.
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